domingo, 26 de noviembre de 2017

Manuel Machado / Caballero de la mano en el pecho



Hacia1580
Pintura manierista 
Museo del Prado, Madrid 


EL CABALLERO DE LA MANO EN EL PECHO (EL GRECO)

Este desconocido es un cristiano
de serio porte y negra vestidura,
donde brilla no más la empuñadura
de su admirable estoque toledano.

Severa paz de palidez de lirio
surge de la golilla escarolada
por la luz interior, iluminada
de un macilento y religioso cirio.

Aunque solo de Dios temores sabe,
porque el vitando hervor no le apasione
del mundano placer perecedero

en un gesto piadoso ,y noble, y grave,
la mano abierta sobre el pecho pone
como una disciplina, el caballero.


domingo, 19 de noviembre de 2017

Blas de Otero / Puente de piedra de Zamora



Puente de Piedra (Zamora)
Arquitectura románica.
A partir del siglo XII


DELANTE DE LOS OJOS

Puente de piedra, en Zamora,
sobre las aguas del Duero.
Puente para labriegos, carros,
mulas con campanillas, niños
brunos.
Vieja piedra cansada
de ver bajo tus arcos
pasar el tiempo.
Junto a la orilla, baten
las aceñas, España
de rotos sueños.
Cuando el poniente pone
sutil el aire  y rojo
el cielo,
el puente se dibuja
tersamente, y se oye
gemir el Duero.


domingo, 12 de noviembre de 2017

J.P. Eckermann / Puesta de sol en un puerto



Puesta de sol en un puerto
1639
Pintura barroca francesa
 Museo del Louvre, Paris 


 “Viernes, 10 de abril. «Mientras  llega la sopa, voy a darle algo que le regale la vista». Con esas amables  palabras, Goethe puso ante mí un tomo con paisajes de Claudio de  Lorena. Eran los primeros cuadros de este  gran maestro que yo veía. Me produjeron una impresión extraordinaria, y mi asombro y mi delicia aumentaban a medida que, una tras otra, iba volviendo las hojas. Sentía con  máximas artísticas constantemente repetidas del gran maestro, la intensidad de las masas de sombra acá  y allá repartidas, el potente resplandor del Sol en el fondo y su reflejo en el agua, que hacían que la impresión producida fuese de gran claridad  y decisión. Admiraba también el arte con que cada cuadro formaba por sí  un pequeño mundo, pues nada existía que no estuviese en consonancia  con el ambiente dominante y no contribuyese a acentuarlo. Ya fuese  un puerto en que descansaban unos  barcos y en que se veían activos  pescadores y magníficos edificios próximos al agua ; ya una comarca sombría, de colinas, con cabras que pastaban ; un arroyo y un puentecito,  un poco de boscaje Y algunos árboles  umbrosos bajo los cuales toca un  pastor su flauta ; bien una comarca  pantanoso con aguas quietas, que en el calor del verano daban la impresión de un agradable fresco ; el cuadro era siempre absolutamente uno;  nada había en él de extraño, siempre cosa impropia de aquel ambiente. 
«Ahí tiene usted un hombre perfecto - dijo Goethe - que ha pensado y sentido bellamente, y en cuya alma moraba un mundo que no es fácil encontrar afuera. Sus cuadros poseen la mayor verdad, pero ni sombra de realidad. Claudio de Lorena conocía de memoria el mundo real, hasta en sus menores detalles, y lo empleaba como medio de expresar el mundo que alberga en su alma hermosa. Ésta es la verdadera idealidad, la que sabe servirse de tal modo de medios reales, que la verdad que resulta produce la ilusión de ser real.»

“Conversaciones con Goethe”


domingo, 5 de noviembre de 2017

Francisco de Miranda / Acrópolis de Atenas



Acrópolis de Atenas
Arquitectura clásica griega.
S. V a. C.

Primero el famoso templo de Minerva, cuyo centro está arruinado por haberse volado con una cantidad de municiones de guerra y pólvora que había dentro, al tiempo en que le pusieron sitio los venecianos, efecto de una bomba que estos arrojaron. Sin embargo, los dos frontones que se conservan aún, y la mayor parte del pórtico –orden dórico y sin base la columna– dan la más bella y noble idea que quiera discurrirse de este noble edificio. Los bajo relieves que corren por toda la cornisa y frontón son de exquisitísimo gusto y hacen echar de menos los que faltan. Los del frontón principal faltan del todo, porque los venecianos, queriéndolos llevar, los dejaron caer a tierra y se rompió todo… Las columnas son sin pedestal y acanaladas, lo que produce un muy bello y sencillo efecto. ¡Oh, qué sublime monumento! ¡Todo cuánto he visto hasta aquí no vale nada en comparación! De aquí pasamos a otro templo que está inmediato, llamado de Erecteón. Este es de orden jónico y aunque no de un buen todo, están sus partes trabajadas con tanto primor y gusto que causan verdaderamente admiración. Los capiteles jónicos de sus columnas y singularmente las volutas de estas, merecen ser el modelo de su especie, con preferencia a las que se ven en el teatro de Marcelo y de la Fortuna Viril, en Roma. Pegado y formando como un pórtico a este mismo templo, están las Cariátides, que son cinco mujeres, estatuas de mármol muy bien trabajadas y que sostienen el pórtico, formando como un orden de arquitectura que produce buen efecto. Los propileos, o puertas de entrada, están confundidos con otros pedazos de mampostería moderna que se han atravesado y no se puede formar aquella bella idea que seguramente debía dar este soberbio edificio, del gusto y espíritu de Pericles. Bajamos abajo para observar una luz que se dice arde constantemente en el centro del muro; mas no es otra cosa que una gran grieta y la transparencia del mármol que forman aquel reflejo con la luz que da por fuera al edificio.

Diario de viaje a Grecia y Turquía (1786)