lunes, 27 de julio de 2015

Gerardo Diego / La Giralda


Arte islámico español. Periodo almohade
Siglo XII
   

                                                                           Giralda

Giralda en prisma puro de Sevilla,
nivelada del plomo y de la estrella,
molde en engaste azul, torre sin mella,
palma de arquitectura sin semilla.
Si su espejo la brisa enfrente brilla,
no te contemples -ay, Narcisa- en ella,
que no se mude esa tu piel doncella,
toda naranja al sol que se te humilla.
Al contraluz de luna limonera,
tu arista es el bisel, hoja barbera
que su más bella vertical depura.
Resbala el tacto su caricia vana.
Yo mudéjar te quiero y no cristiana.
Volumen nada más: base y altura.
Gerardo Diego
“Alondra de verdad” 

miércoles, 22 de julio de 2015

Julio Cortázar / Enrique VIII


Retrato de Enrique VIII de Inglaterra
Pintura renacentista alemana. 1540
Galleria Nazionale d'Arte Antica, Roma
  
Se ha querido ver en este cuadro una cacería de elefantes, un mapa de Rusia, la constelación de la Lira, el retrato de un papa disfrazado de Enrique VIII, una tormenta en el mar de los Sargazos, o ese pólipo dorado que crece en las latitudes de Java y que bajo la influencia del limón estornuda levemente y sucumbe con un pequeño soplido. Cada una de estas interpretaciones es exacta atendiendo a la configuración general de la pintura, tanto si se la mira en el orden en que está colgada como cabeza abajo o de costado. Las diferencias son reductibles a detalles; queda el centro que es ORO, el número SIETE, la OSTRA observable en las partes sombrero-cordón, con la PERLA-cabeza (centro irradiante de las perlas del traje o país central) y el GRITO general absolutamente verde que brota del conjunto. Hágase la sencilla experiencia de ir a Roma y apoyar la mano sobre el corazón del rey, y se comprenderá la génesis del mar. Menos difícil aún es acercarle una vela encendida a la altura de los ojos; entonces se verá que eso no es una cara y que la luna, enceguecida de simultaneidad, corre por un fondo de ruedecillas y cojinetes transparentes, decapitada en el recuerdo de las hagiografías. No yerra aquel que ve en esta petrificación tempestuosa un combate de leopardos. Pero también hay lentas dagas de marfil, pajes que se consumen de tedio en largas galerías, y un diálogo sinuoso entre la lepra y las alabardas. El reino del hombre es una página de historial, pero él no lo sabe y juega displicente con guantes y cervatillos. Este hombre que te mira vuelve del infierno; aléjate del cuadro y lo verás sonreír poco a poco, porque está hueco, está relleno de aire, atrás lo sostienen unas manos secas, como una figura de barajas cuando se empieza a levantar el castillo y todo tiembla. Y su moraleja es así: «No hay tercera dimensión, la tierra es Plana, el hombre repta. ¡Aleluya! ». Quizá sea el diablo quien dice estas cosas, y quizá tú las crees porque te las dice un rey. 


Historias de Cronopios y de Famas
-Manual de instrucciones-


domingo, 12 de julio de 2015

Aleister Crowley / Balzac




Monumento a Balzac,  1898
Musée Rodin, París




 BALZAC

Gigantesco, oscurecido por los misterios del hierro,
embozado, Balzac álzase y mira. El desdén inmenso,
el silencio egipcio, el poder del dolor,
la carcajada de Gargantúa, agitan o acallan la ígnea
estatura del Maestro, vívida. A lo lejos, aterrado,
el aire ensordecedor estremece la piel. En vano
el Maestro de «La Comedia Humana»
oscurece sus profundos ojos, genio iluminado.

Epitalamios, canciones de cuna y epitafios
están escritos en el misterio de sus labios.
La triste sabiduría, la insolente ignominia y la agonía sublime
yacen en los pliegues mortuorios de la capa, escarpadas montañas;
y la piedad se oculta en el corazón. El torvo saber estrecha
a la humanidad esencial. Balzac álzase, y ríe.

Rodin en verso

domingo, 5 de julio de 2015

Coriolano González Montañez / Túmulo de Newgrange


Arte megalítico
Alrededor del 3200 a. C.

 

                   NEWGRANGE


                  Hace unos miles de años
                  el rayo del solsticio de invierno
                  penetró la ventana e iluminó
                  una pared sin símbolos.

                 -Los ojos la escrutan buscando una señal
                 virgen al expolio-
                 En unos pocos miles de años
                 quizá el misterio sea revelado.
                 
                 Y no habrá nadie.

                   Coriolano González Montañez
“Cuaderno irlandés”