domingo, 1 de mayo de 2016

Carlos Barral / Tlaloc


Museo Nacional de Antropología. México D.F.

TLALOC EN CHAPULTEPEC


Es éste el altar verdadero de la acechante confusión.
Aquí, mi hermano, más que en la antigua pirámide
con lomo de palacio y catedrales y el agua venenosa del estanque,
mucho más que en el recinto de albañales sangrientos y serpientes.
Aquí son las lenguas enroscadas, los ojos impasibles
vítricos de venganza y las bocas de grito,
donde en apariencia la muchacha alborotada y el viejo buscador de estampas.
Esto, aquí, no es cristal ni vidrio sino cuajarón de esperma
de razas exterminadas y estirpes en extinción. Y, ves, al fondo,
lo que parecen nubes es tolvanera amenazante y entre aquellas
breñas viven los que de todos modos ya están muertos
y se conserva la lluvia antiquísima contaminada de orines.
Y mira entre muro y muro cuánta contradicción:
el grupo de los cuates civiles bajo los rígidos sombreros que parecen
alegres compinches, es banda de matones,
y aquellas fieras gentes son músicos, en cambio, y poetas divinos.
“Usuras”

No hay comentarios:

Publicar un comentario