domingo, 31 de enero de 2016

Sigmund Freud / Moisés




Miguel Ángel
Moisés
Iglesia de San Pietro in Víncoli (Roma)
1515
Escultura italiana del Renacimiento (cinquecento)  



Una figura dotada de tal movimiento sería absolutamente incompatible con el estado de ánimo que todo el monumento funerario debía despertar.
        Así, pues, este Moisés no debe querer levantarse;  tiene que poder permanecer en soberana calma, como  las demás figuras y como la proyectada estatua del Papa  mismo (que Miguel Ángel no llegó a ejecutar). Pero entonces el Moisés que contemplamos no puede ser la  representación del hombre poseído de cólera, que, al  descender del Sinaí, ve a su pueblo entregado a la apostasía y arroja contra el suelo, quebrándolas, las tablas  de la Ley. Y, realmente, recuerdo yo mi decepción cuando en anteriores visitas a la iglesia de San Pietro in Vincoli me senté ante la estatua, esperando ver cómo  se alzaba violenta, arrojaba las tablas al suelo y descargaba su cólera. Nada de ello sucedió; por el contrario, la  piedra se hizo cada vez más inmóvil; una calma sagrada, casi agobiante, emanó de ella, y sentí necesariamente  que allí estaba representado algo que podría permanecer inmutable, que aquel Moisés permanecería allí eternamente sentado y encolerizado.


"Psicoanálisis del Arte”

No hay comentarios:

Publicar un comentario