domingo, 4 de junio de 2017

Leconte de Lisle / Venus de Milo


Afrodita de Melos (Venus de Milo)
Escultura helenística.
130 - 100 a.C.
Museo del Louvre (París)


Mármol sagrado, revestido de fuerza y de genio,
diosa irresistible de porte victorioso,
pura como un rayo y como una armonía,
¡oh Venus, oh la belleza, madre blanca de los Dioses!

No eres Afrodita, acunada por el oleaje,
posando sobre tu concha azul un níveo pie,
mientras en torno a ti, visión rosada y rubia,
vuelan las risas de oro junto al enjambre de los juegos.

No eres Citerea, en su pose relajada,
perfumando con tus besos al dichoso Adonis
y sin más testigos sobre las ramas combadas
que palomas de alabastro y pichones enamorados.

Tampoco la Musa de elocuentes labios,
ni la casta Venus, ni la muelle Astarté,
la cual, con la frente coronada de rosas y hojas de acanto,
sobre un lecho de lotos se está muriendo de placer.

¡No! las risas, los juegos, las Gracias entrelazadas,
sofocadas de amor, no te acompañan.
Tu cortejo está formado por estrellas acompasadas,
y los astros se han enlazado en cadena tras tus pasos.

¡Oh, adorable símbolo de una felicidad impasible,
tranquila como el mar en su serenidad,
ningún sollozo ha quebrado tu seno imperturbable,
nunca humanos llantos han empañado tu belleza!

¡Salud! El corazón se arroja hacia tu imagen.
Una ola de mármol sumerge tus blancos pies;
caminas, orgullosa y desnuda, y el mundo palpita
y se encuentra dentro de ti, ¡diosa de grandes costados!

¡Islas, moradas de los dioses! ¡Hélade, sagrada madre!
¡Oh! ¿por qué no he nacido en el santificado archipiélago
en los gloriosos siglos en que la tierra, inspirada,
asistía al descenso del cielo a la primera apelación!

Si mi cuna, flotando sobre la arcaica Tetis,
no fue acariciada por su cálido cristal;
si no he rezado bajo el frontón ático
de tu altar nativo, victoriosa belleza;

prende dentro de mi pecho la chispa sublime,
no apagues mi gloria en la tumba;
¡y deja que mis pensamientos se viertan en ritmos de oro,
como metal divino dentro de un molde armonioso!

Leconte de Lisle . Poèmes antiques.

No hay comentarios:

Publicar un comentario