Tu mirada podría
sostener una etapa jubilosa
de los viejos maestros
del alto Rin.
Tu rostro atemperado
resume cada siglo en la presencia
de quien quiso encontrarte
sin buscar un espejo
más allá de las aguas.
Caballero, qué triste
es no poder alzar ese ropaje
ceñido a tu verdad,
y sostenerlo
mientras la piedra gime
presintiendo una sombra desbocada.
Tempo de vuelo sostenido, 2004
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