Drac del Parc Güell (Barcelona)
Modernismo
1900-1914
Yacía de bruces sobre una superficie
áspera. Abrió los ojos. Un sendero de
piedras redondas, húmedas de lluvia. Se incorporó, rodando sobre sí mismo, y
vio el panorama brumoso de una extraña
ciudad, con el mar a lo lejos. Había
torres, algo así como una iglesia, nervaduras insensatas y espirales de piedra
tallada... Se volvió y descubrió un
enorme lagarto que se deslizaba en su
misma dirección a lo largo de una pendiente, las fauces abiertas. Bobby
pestañeó. Los dientes del lagarto eran pedazos de cerámica manchada de
verde, un lento hilo de agua lamía sus
labios de porcelana azul. La cosa era
una fuente, sus flancos recubiertos por
miles de fragmentos de cerámica destrozada. Dio
media vuelta, enloquecido por la proximidad de la muerte. Hielo, hielo, y una parte de él supo
entonces con toda exactitud lo cerca que en realidad había estado de ella en la
sala de su madre.
Había
unos bancos extrañamente curvos, cubiertos
con el mismo vertiginoso mosaico de porcelana, y árboles, hierba... Un
parque.
-Extraordinario
- dijo alguien.
Un hombre, se levantó de su asiento en uno de los bancos en
forma de serpiente. Tenía una prolija mata de pelo gris, un rostro bronceado y
redondo, gafas sin montura que magnificaban sus ojos azules-. Pasaste directo
aquí, ¿verdad?
-¿Qué
es esto? ¿Dónde estoy?
-En
el Parque Güell. Barcelona, si prefieres.
-Usted
mató a Jackie.
“Conde Cero”
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