domingo, 29 de enero de 2017

Juan Luis Panero / La Forêt



La Forêt
1950
Fundación Alberto et Annette Giacometti, Paris


Avanzan solos gris andrajo de nubes
gris pesadilla bronce herido llamaradas grises
terco pedernal de fantasmas
tierra terracota mineral
insomnes avanzan furor helado
bronce herrumbre ira petrificada
cuerpos sombras sombras cuerpos
ballet de muerte astillas de sueños
avanzan solitarios remotos
ciegos árboles andando atraviesan
puertas piedras palabras
plata roñosa paredes de espejos
lágrimas sin ojos avanzan
reclaman mendigan sueñan
otro infierno distinto
otro infierno
otro.


domingo, 22 de enero de 2017

Ramón Cote / El buey desollado



1655 
Museo del Louvre
Pintura barroca holandesa




RES DESOLLADA
          Rembrandt
                                 Para Antonio López Ortega

Cómo sabes que me corrompe el aire.
Por qué te enamoraste de mí ahora
      que cuelgo
y enumeras cada una de mis costillas,
y con detenimiento observas los nudos
      de mis tendones
como si me hubieras visto alguna vez
pastar entre los campos
¿Acaso te reconoces en mis heridas?
Si esto llegara a ser cierto, hermano
      mío, entonces
déjame abrirme en carne viva
para mostrarte mi fragante entrada a
      la muerte.
Termina de una vez por todas, pintor
      de cara triste,
mira que muy pronto me llamarán
      pestilente
y me convertiré en la atracción de
      todas las moscas
de este matadero de Amsterdam.

“Colección privada”

domingo, 15 de enero de 2017

Waldo Rojas / Rittrato di Bambina





"Rittrato di Bambina "
Accademia Carrara, Bergamo
Pintura Manierista S. XVI 

Ritratto di bambina
Sobre un cuadro de Giovan Battista Moroni,
en l'Accademia Carrara, Bérgamo.

Bajo la unción de una realeza momentánea
de brocado y perlería
la majestad menuda de su lozana atildadura,
nada más que encarnación premonitoria de una damisela
de baraja,
nada menos que de nuestra fuga en tránsito
la hija desprovista.
No soy en su mirada el Otro de mirada alguna,
ahora que el que soy no me dictan sus ojos:
todo es conjetura si no perplejidad en la consigna muda
de un encuentro hecho de imágenes,
apenas el hallazgo mutuo de una manera de sombra
y la huella de un destello,
a despecho de quienquiera, en virtud de nada nuevo.
Desde su edad en remanso la Ninfa más propicia
me prodiga así entre todos
una mirada que puedo sin riesgo sostener.
Desposeimiento inapelable de toda posesión,
ojos de otro vértigo acercaron nuestro paso
al borde del secreto que no somos
a fuerza de ignorarlo.
Ella aquí nos atrae a la duración quebradiza
de su otrora en suspenso,
aligerados del peso de ataduras el lapso de tregua
de un trasluz
ni desvarío ni rencores, ni reproches ni éxtasis,
mientras vuelca el carillón tardío su cascada aquietadora,
como una imposición de manos leves
sobre algún dolor sin cuerpo venido a la memoria.

Fuente Itálica
(1990)

domingo, 8 de enero de 2017

Conde de Volney / Palmira



Palmira (Siria)
Arte grecorromano.
Siglo I d.C. y ss.


Así llegué a la población de Hems, sobre las riberas del Oronto; y hallándome cerca de Palmira, situada en el desierto, resolví reconocer por mí mismo sus ponderados monumentos: al cabo de tres días de marcha en las soledades más áridas, habiendo atravesado un valle lleno de grutas y de sepulturas, observé repentinamente, al salir de este valle, una inmensa llanura con la escena más asombrosa de ruinas colosales; era una multitud innumerable de soberbias columnas derechas, que, como las alamedas de nuestros jardines, extendíanse hasta perderse de vista en filas simétricas y hermosas. Entre estas columnas había grandes edificios, los unos enteros, los otros medio destruidos. Por todas partes estaba el terreno cubierto de cornisas, de capiteles, de fustes, de pilastras todo de mármol blanco, y de un trabajo exquisito. Después de tres cuartos de hora de camino sobre estas ruinas, entré en el recinto de un vasto edificio, que fue antiguamente un templo dedicado al Sol; admití la hospitalidad de unos pobres campesinos árabes, que habían establecido sus chozas sobre el pavimento mismo del templo y resolví detenerme allí algún tiempo, para considerar atentamente la belleza de tantas y tan suntuosas obras.

Todos los días salía a visitar alguno de los monumentos que cubrían la llanura; y una tarde, que, ocupado mi espíritu en serias reflexiones, me había adelantado hasta el Valle de los Sepulcros, subí a las alturas que le rodean y desde las cuales a un mismo tiempo domina la vista la totalidad de las ruinas y la inmensidad del desierto...Acababa de ponerse el sol, y una zona rojiza marcaba todavía su curso en el horizonte lejano de los montes de Siria; la luna llena se levantaba por el oriente, sobre un fondo azulado, en las riberas planas del Eufrates; el cielo estaba despejado, el aire en calma; la luz moribunda del día aminoraba el horror de las tinieblas; la frescura de la noche calmaba el fuego de la abrasada tierra, y los pastores habían retirado sus camellos; la vista no percibía ya movimiento alguno sobre la llanura monótona y sombría; un silencio profundo reinaba en el desierto, y sólo a intervalos remotos oíanse los lúgubres acentos de algunos pájaros nocturnos y de algunos chacales... Las sombras se aumentaban y ya no distinguían mis ojos en los crepúsculos más que la blancura de las columnas y de los muros... Estos lugares solitarios, esta noche apacible, esta escena majestuosa, imprimieron en mi ánimo un recogimiento religioso. El aspecto de una gran ciudad desierta, la memoria de los pasados tiempos, la comparación del estado actual, todo elevó mi mente a las más sublimes reflexiones. Sentado sobre el fuste de una columna, apoyando el codo sobre mi rodilla, sostenida la cabeza con la mano y dirigiendo mis miradas alternativamente al desierto y a las ruinas, me entregué a una profunda meditación.

Las ruinas de Palmira

Nota triste final:  El grupo extremista DAESH tomó el control de la localidad de Palmira y de sus ruinas grecorromanas, situadas en el este de la provincia siria de Homs, el 20 de mayo de 2015. El teatro de la ciudad se convirtió al poco en macabro escenario de ejecuciones filmadas. Entre las personas ejecutadas, figuraba el ex-director del yacimiento de Palmira, Khaled Asaad, que fue decapitado el 18 de agosto de 2015 tras un mes de torturas y vejaciones. La directora general de la UNESCO, Irina Bokova, condenó el hecho.

El 24 de agosto de 2015, DAESH instaló explosivos y los hizo detonar en las bases del Templo de Bel, como antes había hecho con el cercano Templo de Baalshamin, dando inicio así a la destrucción del histórico lugar. La destrucción, que la UNESCO calificó de "crimen de guerra", tendría continuación con la voladura de tres importantes tumbas-torre, entre ellas la de Elahbel, joya irreemplazable que fue construida en el año 103 a. C. y que tenía cuatro plantas y un piso subterráneo. También el Arco de Triunfo de Palmira fue dinamitado y destruido por el Estado Islámico en octubre del mismo año.

De la entrada 'Palmira' de Wikipedia.



domingo, 1 de enero de 2017

Manuel Vicent / La danza



La danza
1909
Pintura fauvista
Museo del Hermitage. San Petersburgo


El vacío

Una pincelada de más acaba por estropear un cuadro, una sola palabra puede arruinar un poema y también puede destruir una historia de amor, si se convierte en una bala. Detenerse a tiempo, esa es la primera regla del arte y Matisse lo sabía cuando pintó su famosa composición La Danza, en la que cinco muchachas desnudas bailan agarradas de las manos formando un círculo con la guirnalda de sus brazos. La simple apariencia te hace creer que ese círculo es perfecto, que está totalmente cerrado, que en él ya no cabe nadie más, pero no es así. Dos bailarinas en primer plano no llegan a alcanzarse con las manos, el artista ha creado entre ellas un vacío que genera una tensión rítmica en todas las danzantes forzándolas a girar. Es difícil encontrar un cuadro que exprese mejor la dicha de vivir. Da la sensación de que al espectador le bastaría con agarrarse de esas manos libres aún para ensanchar el círculo y sumarse al baile. Ese vacío está formado por los momentos felices de la vida: la playa de la niñez llena de gritos y de cuerpos dorados persiguiendo la pelota de Nivea, las risas de tu juventud con los amigos a la sombra de los plátanos, el campari que iluminaba la terraza del café Rosati en Roma, todos los viajes al Sur, las dunas del desierto rayadas por los lagartos, aquellas hogazas de trigo candeal que tenían el color del románico, la lectura de los versos de Keats favorecida por una melodía de Grieg, aquella navegación por la costa de Turquía buscando recalar en Efeso. Basta con desnudar la memoria y aceptar como un don de los dioses la belleza que un día te fue regalada sin más, para que esas muchachas de Matisse te admitan con gusto en la danza. El pintor Miguel Ángel también conocía la carga magnética que contiene el vacío, por eso en lugar de unir los dedos de Adán y de Jehová en el techo de la Capilla Sixtina dejó sus yemas a punto de entrar en contacto, vibrando en el aire, sin llegar a rozarse. El vacío que existe entre esos dedos, de pronto, causó una detonación y su onda explosiva creó al primer hombre. En la plaza del poblado dos vaqueros se miran a los ojos con las manos en la culata del revólver: el vacío que existe entre ellos es absolutamente creativo; una pareja de adolescentes está a punto de besarse por primera vez: esa mariposa radioactiva que aletea entre sus labios podría levantar una montaña; unos amantes van a pronunciar la palabra maldita que destruirá una larga historia de amor: su silencio incluye la vida y la muerte. El arte consiste siempre en detenerse.

EL PAÍS - 13-02-2005