Museo de Cluny (Paris)
Tapiz del s. XV
La Dama de Unicornio
Los trovadores ya murieron.
Esta Dama
esbelta libra gozos a la
muchacha atenta.
No han muerto pájaros ni
flores ni castillos
todos imagen.
El tejido del palacio -tela
de lagos y de luces-
se enhebra; no es palacio,
es corona
indicadora punta de oro,
inmóvil hacia el cielo.
¿Es el unicornio? Es su
imagen, seguramente (...)
Aquí, en este país, tú, el
unicornio
miras los gozos y recuerdos
virginales?
La Dama esbelta mira, clara,
mira y no los ve.
¿Quién es? ¿Lo sabremos
algún día? Leemos
aún góticas las tres
palabras de oro
"Mon seul désir".
¿Eres el mundo del deseo?
No vuelan los pájaros
clavados, y ya han muerto,
Petrarca, los trovadores,
los Minnesánger.
La Dama es alta y delicada y
rica
de flor y de oro y de todos
colores
unidos, reunidos: la
blancura.
Nada se mueve cuando el
tiempo hechizado
se vuelve espacio.
¿Paraíso? ¿No sientes
turbación
en esta paz de un silogismo
gualda?
No, Dama, eso no es Paraíso,
es Primavera.
No vive junto a ti un Adán
inútil.
Los trovadores ya murieron,
helados espacios bellísimos.
En el fondo de tus ojos maravillantes
un castillo invisible y los trovadores ya cantan
de milagroso modo en las albas visibles.
Ramón Xirau “Dicho y
descrito”
Trad. de Andrés
Sánchez Robayna