domingo, 20 de agosto de 2017

Tracy Chevalier / La joven de la perla



La joven de la perla
Pintura barroca holandes
1665-67
Mauritshuis de La Haya


De mala gana tomé los dos trozos y me fui al almacén para probar de nuevo frente al espejo. Me até la tela azul sobre la frente y la amarilla la enrollé de forma que me cubriera la coronilla. Remetí el extremo en una de las vueltas dejando que me cayera a un lado de la cabeza. Quité las arrugas que se formaron, alisé la tela azul que me cubría la frente y volví a entrar en el estudio.
(...)
El cuadro no se parecía a ninguno de los otros. Sólo se me veía a mí, mi cabeza y mis hombros, sin mesas ni cortinas ni ventanas ni brochas que suavizaran o distrajeran la atención. Me había pintado con los ojos muy abiertos, la cara directamente iluminada de frente, pero el lateral izquierdo en la sombra. Iba vestida de azul y amarillo y marrón. El paño que llevaba enrollado en la cabeza hacía que pareciera otra Griet, una Griet de otra ciudad o incluso de otro país. El fondo era negro, lo que contribuía a que se me viera más sola, aunque estaba claramente mirando a alguien. Parecía que estaba esperando algo que no creía que fuera a suceder nunca.

La joven de la perla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario