viernes, 18 de diciembre de 2015

Margaret Atwood / Estatua de Sekhmet




Estatua de Sekhmet
Arte egipcio 
Metropolitan Museum of Art (Nueva York)
XVIII dinastía (Ss. XV-XIV a.C. 

Sekhmet, cabeza de león, diosa de la guerra, las tormentas violentas, la peste y la curación de la enfermedad, contempla el desierto en el Metropolitan Museum of Art

Fue uno de esos hombres
incapaces de matar a una mosca... 
Muchas moscas viven ahora 
y él no. 
No fue patrón mío, prefería 
los graneros repletos; yo, la batalla.
Presagiaban matanza mis rugidos. 
Y sin embargo ahora estamos juntos, 
en el mismo museo. 
Tampoco veo los grupos caprichosos 
de niños admirados 
que aprenden la lección del olvido
multicultural, sic transit 
y etcétera.

Veo el templo donde nací
o me levantaron, donde fui poderosa,
y más allá el desierto, con sus tumbas
calientes en forma de cono, a decir verdad
y a la distancia, muy semejantes
a orejas de burro,
donde se ocultan mis bromas: piel y huesos
resecos, las barcas de madera
donde los muertos navegan
sin rumbo por toda la eternidad.

¿Qué esperabais oír de dioses
con cabeza de animal?
Y sin embargo, si bien se piensa,
los que inventaron luego, completamente humanos,
tampoco se lucieron.
"Ayúdame, hazme rico
destruye a mi enemigo"
parece ser la pauta en general.
Y también : "Sálvame de la muerte",
a cambio de vuestras ofrendas de sangre
y pan, oraciones y flores,
mucha palabrería.

Tal vez se me escape algo, pero si buscáis
amor altruista, os habéis equivocado de diosa...

Me quedo donde estoy,
hecha de piedra e ilusiones,
que la deidad que mata por placer,
también sane;
que en la última pesadilla aparezca
una leona buena con vendas en la boca
y cuerpo suave de mujer,
y que os limpie la fiebre a lametazos,
que os levante el alma con dulzura, por el cuello,
y os abrace hasta la oscuridad, el paraíso.


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