lunes, 31 de agosto de 2015

Robert Lowell / Matrimonio Arnolfini



El matrimonio Arnolfini
 1434
Pintura flamenca
Óleo sobre tabla
National Gallery de Londres



                                MATRIMONIO
                                             II


Miro al Matrimonio Arnolfini,
y veo que el joven comerciante italiano de Van Eyck
no era sacerdote ni soldado.
En un tiempo de Fe,
no le sonroja aparecer sin armas,
el rostro alargado y blando
en su dormitorio nupcial.
Medio judío, quizás,
recién casado,
y exiliado para mayor ventaja en Brujas.
Su mujer está grávida;
él alza una mano
delgada y blanca tal su rostro,
elevada como una vela para bendecirla...
sonriendo, henchida, floreciente...

Giovanni y Giovanna-
aun en época de disfraces,
parecen irradiar finura...
vestidos mejor que reyes.
El cuadro se parece demasiado a sus vidas-
un entramado, hartas pequeñeces,
este dormitorio en el que todavía arde una vela en el cirial,
y los melocotones se sonrojan en el alféizar,
los zuecos altos que le sirven de zapatillas
están en el suelo junto a los de ella, más pequeños...
teñidos en sang de boeuf
para hacer juego con el dosel de la impaciente cama conyugal.

Son rivales en simpleza y amor;
la mano de ella como una porcelana en la de él,
su otra mano
en contacto con la cabeza del hijo en su vientre.
Aguardan y rezan,
como si los aires del cielo
que soplaban sobre ellos cuando se casaron
fueran ahora visita corriente,
no un milagro de luz
para el instante sacro del fotógrafo.

Giovanni y Giovanna
que sobrevivirá veinte años a él...


“Día a día”

Versión original

lunes, 24 de agosto de 2015

José Lezama Lima / Toros de Guisando


Toros de Guisando
 Arte celta (Vetones)
Ss. II-I a.C.
(El Tiemblo. Ávila)


Hai Kai en gerundio

El toro de Guisando
no pregunta cómo ni cuándo,
va creciendo y temblando.

¿Cómo?
Acariciando el lomo
del escarabajo de plomo,
oro en el reflejo de oro contra el domo.

¿Cuándo?
En el muro raspando,
no sé si voy estando
o estoy ya entre los aludidos
de Menandro.

¿Cómo? ¿Cuándo?
Estoy entre los toros de Guisando,
estoy también entre los que preguntan
cómo y cuándo.
Creciendo y raspando,
temblando.

José Lezama Lima


lunes, 17 de agosto de 2015

Leopoldo Alas 'Clarín' / Catedral de Oviedo

Arte Gótico. Siglo XVI


  
“La torre de la catedral, poema romántico de piedra, delicado himno, de dulces líneas de belleza muda y perenne, era obra del siglo diez y seis, aunque antes comenzada, de estilo gótico, pero, cabe decir, moderado por un instinto de prudencia y armonía que modificaba las vulgares exageraciones de esta arquitectura. La vista no se fatigaba contemplando horas y horas aquel índice de piedra que señalaba el cielo; no era una de esas torres cuya aguja se quiebra de sutil, más flacas que esbeltas, amaneradas, como señoritas cursis que aprietan demasiado el corsé; era maciza sin perder nada de su espiritual grandeza, y hasta sus segundos corredores, elegante balaustrada, subía como fuerte castillo, lanzándose desde allí en pirámide de ángulo gracioso, inimitable en sus medidas y proporciones. Como haz de músculos y nervios la piedra enroscándose en la piedra trepaba a la altura, haciendo equilibrios de acróbata en el aire; y como prodigio de juegos malabares, en una punta de caliza se mantenía, cual imantada, una bola grande de bronce dorado, y encima otra más pequeña, y sobre esta una cruz de hierro que acababa en pararrayos”

Leopoldo Alas “Clarín” “La Regenta”


lunes, 10 de agosto de 2015

Mario Vargas Llosa / Venus con el amor y la música


Venus con el amor y la música
Hacia 1548
Pintura renacentista italiana. Escuela veneciana.
Museo del Prado. Madrid.

Ella es Venus, la italiana, la hija de Júpiter, la hermana de Afrodita la griega. El tañedor del órgano le da lecciones de música. Yo me llamo Amor. Pequeñín, blando, rosáceo y alado, tengo mil años de edad y soy casto como una libélula. El ciervo, el pavo real y el venado que se divisan por la ventana están tan vivos como la pareja de amantes enlazados que pasean a la sombra de los árboles de la alameda. En cambio, el sátiro de la fuente en cuya testa surte agua cristalina de una jofaina de alabastro, no lo está: es un pedazo de mármol toscano que un hábil artista venido del sur de Francia modeló. También nosotros tres estamos vivos y despiertos como el arroyo que baja de la montaña cantando entre las piedras o como la algarabía de los loros que vendió a don Rigoberto, nuestro señor, un mercader del África. (Los cautivos animales se aburren ahora en una jaula del jardín.) Ha comenzado el crepúsculo y pronto caerá la noche. Cuando ella llegue con sus andrajos plomizos, el órgano callará y yo y el profesor de música deberemos partir para que el dueño de todo lo que aquí se ve, entre a esta habitación a tomar posesión de su señora. Venus, para entonces, gracias a nuestra voluntad y buen oficio, estará pronta para recibirlo y entretenerlo como su fortuna y rango merecen. Es decir, con fuego de volcán, sensualidad de ofidio y engreimientos de gata de Angora.

Mario Vargas Llosa "Elogio de la madrastra”

miércoles, 5 de agosto de 2015

Lord Byron / Apolo del Belvedere


Atribuido a Leócares
Copia romana de primera calidad
de una estatua griega del siglo IV a.C


  
Ahora miro al señor del infalible arco,
el dios de la vida, la poesía y la luz,
el Sol, encarnado en miembros humanos,
y todo radiante desde su triunfo en el combate.
El dardo acaba de ser lanzado, la flecha brilla
con la venganza del inmortal; en su ojo
y en su fosa nasal, hermoso desdén,  poder
y majestad destellan sus plenos rayos
desarrollando en esa mirada la Deidad.

“La peregrinación de Childe Harold"

Versión original:
CLXI
Or view the Lord of the unerring bow,
The God of life, and poesy, and light—
The Sun in human limbs arrayed, and brow
All radiant from his triumph in the fight;
The shaft hath just been shot—the arrow bright
With an immortal's vengeance; in his eye
And nostril beautiful disdain, and might
And majesty, flash their full lightnings by,
Developing in that one glance the Deity.